Desde 1995, la pequeña localidad vallisoletana de Quintanilla de Onésimo acoge Dominio de Pingus, una bodega única dirigida por el enólogo e ingeniero agrónomo danés Peter Sisseck. Dada su pequeña producción, los vinos son de los más exclusivos y valorados en España e internacionalmente.
Esta bodega cultiva en su totalidad la variedad Tinto Fino en tres pagos cuyas vides tienen entre 65 y 70 años: San Cristóbal, Baroso y Santa Cruz. Considerado como un vino de culto por su baja producción y su elaboración artesanal, la calidad obtenida es excepcional.
La intensidad del color de sus vinos se funde con los aromas florales y balsámicos. Son elegantes, equilibrados y suaves, amplios en boca y con buena estructura.