Un estilo único, reconocido por su atemporal elegancia floral. Así es cómo se define la bodega fundada en Epernay en 1881 tras el matrimonio entre Pierre-Nicolas Perrier y Adèle Jouët. Defensores a ultranza de la lucha contra las falsificaciones, fue la primera en exhibir la añada en sus botellas.
Pioneros en cuanto a la trazabilidad, sus estándares de máxima exigencia y calidad marcaron sus orígenes con el fiel compromiso de no hacer públicas las cosechas si no están a la altura de sus expectativas. Cada una de las añadas de este champagne es única y peculiar pero todas ellas guardan la excelencia de los viñedos de la Maison.
A lo largo de su historia, Perrier-Jouët ha estado presente en las mesas más selectas de personajes ilustres como Napoleón III, la Reina Victoria o la Princesa Grace de Mónaco.